Brené Brown advierte que los líderes que aún gestionan desde el miedo pierden conexión con la Generación Z. La vulnerabilidad y la empatía son el nuevo lenguaje del liderazgo.
Introducción
Durante mucho tiempo, dirigir significó controlar. Se valoraba al jefe que imponía orden, tomaba decisiones rápidas y mantenía todo bajo su mirada. Pero ese modelo se está agotando.
La investigadora Brené Brown, reconocida por su trabajo sobre la vulnerabilidad y el liderazgo valiente, explica que el control ya no genera compromiso, especialmente con la Generación Z, que creció en un entorno incierto y conectado.
Hoy, el liderazgo que inspira no es el que exige obediencia, sino el que cultiva confianza, autenticidad y sentido compartido.

El control ya no motiva: la trampa del “así se hizo siempre”
Durante décadas, el liderazgo se entendió como una posición de poder. Quien mandaba, decidía.
Sin embargo, Brown advierte que dirigir desde el miedo o la presión puede mantener a las personas ocupadas, pero no comprometidas.
Las nuevas generaciones no responden a ese tipo de energía. La Generación Z busca coherencia: quiere líderes que escuchen, expliquen el “por qué” de las decisiones y se muestren humanos, no perfectos.
Cuando el control se vuelve la norma, la creatividad se apaga. Nadie propone ideas nuevas si teme ser juzgado. Nadie innova si siente que no puede equivocarse.
En tiempos de incertidumbre, ¿no resulta más poderoso un líder que escucha que uno que impone?
Vulnerabilidad: la nueva competencia directiva
En el modelo antiguo, mostrar dudas era signo de debilidad. Hoy, es signo de inteligencia emocional.
Brené Brown sostiene que la vulnerabilidad no es falta de fortaleza, sino una forma de conexión auténtica.
Cuando un líder reconoce que no tiene todas las respuestas, habilita algo más profundo: que su equipo participe desde la confianza. Esa honestidad genera pertenencia, y la pertenencia impulsa resultados.
¿Qué tan distinto sería tu equipo si el liderazgo se basara más en la escucha que en la certeza?
El liderazgo valiente no consiste en tener razón, sino en crear el espacio para aprender juntos.

La Generación Z no trabaja “a cualquier precio”
Esta generación creció viendo modelos laborales desgastados: jornadas eternas, poca flexibilidad y discursos de productividad que ya no convencen.
Por eso, no negocia su bienestar. Si un entorno no ofrece propósito, coherencia o crecimiento, simplemente se va.
Las empresas que entienden este cambio cultural atraen talento que se involucra de verdad. Las que no, enfrentan rotación y desmotivación.
Brown lo resume con claridad: “La gente ya no quiere trabajar en lugares donde no puede ser ella misma”.
Y quizás ese sea el mayor aprendizaje: liderar hoy no es controlar, sino cuidar el contexto donde las personas pueden dar lo mejor de sí.

🌾 Conclusión
El liderazgo basado en el control pertenece a una era donde la obediencia se confundía con productividad.
Hoy, el desafío es más humano: crear vínculos donde la confianza reemplace al miedo, y la vulnerabilidad sea una muestra de coraje, no de debilidad.


