¿Soy demasiado viejo para conseguir trabajo? Consejos para buscar empleo después de los 40

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Hay preguntas que duelen en silencio. Una de ellas es: “¿será que ya estoy demasiado viejo para conseguir trabajo?”. No siempre la decimos en voz alta, pero aparece cuando enviamos un CV y nunca llaman, o cuando en la entrevista sentimos que nos miran más por la fecha de nacimiento que por nuestras habilidades.

La edad en el mundo laboral es un terreno cargado de prejuicios. Para algunos, pasar los 40 o 50 años implica ser percibido como “caro”, “poco flexible” o “desactualizado”. Pero ¿qué hay de cierto en esto? ¿Y qué podemos hacer para no quedar atrapados en esa etiqueta?

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Sesgos laborales por edad en la búsqueda de empleo.

El sesgo invisible de la edad

Aunque pocas empresas lo reconozcan abiertamente, la edad funciona como un filtro silencioso en muchas búsquedas. Existe la idea de que los profesionales senior aprenden más lento o no se adaptan a nuevas tecnologías.

Pero la paradoja es evidente: la experiencia, que debería ser un valor, termina jugándose en contra. Pregunta incómoda: ¿cuántas veces nos convencimos de que “no me llaman porque soy mayor”, cuando quizás el problema estaba en cómo mostramos nuestro perfil?

El fantasma del salario

Otro prejuicio frecuente es que la trayectoria se traduce automáticamente en una expectativa salarial alta. Aun si no pedimos cifras desmedidas, muchas veces se asume que un candidato senior “será caro de mantener”.

Lo complejo es que este miedo no solo lo tienen las empresas: también lo alimentamos nosotros al postularnos. ¿Cuántas veces descartamos una oferta porque pensamos que “seguro buscan a alguien más joven y barato”? Esa autocensura nos deja fuera antes incluso de entrar al juego.

Inseguridades que pesan más que el CV

Más allá de lo que piensan los reclutadores, está lo que transmitimos. Si en la entrevista nos presentamos con frases como “sé que ya no soy tan joven”, el mensaje implícito es que vemos nuestra edad como un defecto.

La edad se nota menos en los números que en la actitud. La confianza, la energía y la capacidad de conectar importan tanto como la línea de experiencia en el currículum. ¿Y si en lugar de ocultar la edad la convertimos en relato? Historias de resiliencia, aprendizajes de crisis, visión estratégica: eso también pesa en un equipo.

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Confianza y experiencia en entrevistas laborales.

Estrategias para dar vuelta la percepción

Superar los prejuicios no es negar la realidad, sino mostrar otra cara de la moneda. Algunas ideas concretas:

  • Actualizarse de forma continua: cursos online, talleres y certificaciones son señales visibles de que la experiencia no implica estancamiento.
  • Flexibilidad laboral: estar abierto a esquemas híbridos, proyectos por tiempo o trabajos freelance puede ampliar las opciones.
  • Preparar el discurso salarial: aclarar que la expectativa depende del puesto y no solo de la trayectoria ayuda a desarmar prejuicios.
  • Narrar la experiencia con impacto: no se trata de enumerar años, sino de mostrar logros concretos y aprendizajes transferibles.
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Formación continua para mejorar la empleabilidad.

Cierre

El sesgo por edad existe, sí, pero también existe la posibilidad de enfrentarlo con otra narrativa. No se trata de convencer a todos, sino de posicionarnos de manera que nuestra experiencia aparezca como un activo, no como un costo.

Tal vez la pregunta no sea “¿soy demasiado viejo para conseguir trabajo?”, sino “¿cómo puedo mostrar el valor de todo lo que traigo conmigo?”.

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